domingo, 9 de marzo de 2014

¿Jugamos?



Quizá quiero ocupar en el juego tu vida una posición que ni siquiera existe en tu tablero. Y eso me lleva a jugar fuera de la partida y estoy perdida, sin límites, desbordada. Busco la manera de subirme de nuevo al tablero pero me resbalo con el bordillo y vuelvo a caer. Me tiendes la mano pero me dejas sobre un fino hilo y a la mínima vuelvo a precipitarme. Y cada vez que caigo me acerco a mi tablero, el cual entiendo y del que conozco todas sus fichas y normas, y juego sola. Y cada vez me cuesta más acercarme al tuyo… espero en la distancia que seas tú el que tiendas una escalera y vengas a buscarme. Y no me des como ayuda un fino hilo, sino un puente de maderas rígidas y resistentes. Que ambos unamos nuestros tableros y mostremos todas las reglas y fichas, y los atajos para que cuando nos caigamos, podamos volver a levantarnos y entrar en el ring para continuar con la partida de dos.
No me mandes un mensaje de que puedo volver a intentar subir al tablero, ven y llévame a él. No me preguntes si quiero que vengas a buscarme para volver al juego, ven, cógeme y llévame. 

Y evita que juege sola, porque de esta manera tendré más tiempo para crear cárceles, trámpas que cuando te quieras acercar te atraparán y me harán distanciarme.

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