viernes, 13 de noviembre de 2009

Lo vi en la calle. Agazapado entre las sombras. Temeroso de que pudieran ver su cuerpo desnudo. Aturdido como un niño. A sus 27 años parecía acabar de nacer. Estaba desorientado, magullado, degradado. Habían burlado sus más astutas triquimañas y había terminado tragándose todas sus artimañas. Le habían robado todos su bienes y había perdido su bien más preciado, la dignidad. No quedaba ni una minima parte de aquella persona que fue. Todos sus mal haceres, su egoísmo, le habían vuelto todos de una estacada y no supo soportar tal dolor. Sintió de una tirada todo el mal que llevaba años sembrando.

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