jueves, 20 de diciembre de 2012

Viaje.


Para viajar no solo necesito de tiempo y dinero, demando buena compañía. Es algo demasiado importante. No me importa tanto el qué comer, dónde, a qué hora y cómo; o el lugar donde me entrego a Morfeo; pero en cuanto a la compañía soy exigente, no me vale cualquiera. Mi acompañante no se debe achantar con las adversidades, ha de comprender que el no conocer el idioma del lugar no impide el comunicarse. Imploro que piense rápido cuando nos hallamos ante una situación de vida o muerte (o algo más simple, como qué hacer cuando hemos perdido nuestro medio de transporte, pero ya sabéis que soy algo dramática y extremista). Quiero alguien dispuesto a todo, que pocas cosas le den miedo y que se atreva a arriesgar, aún sin saber bien si irá bien o mal. Necesito espíritu creativo, y ansioso por descubrir y conocer. Que no se conforme con conocer lo que todos, y que encuentre rincones perdidos que solo los más avispados tienen la suerte de conocer. Me gusta tener las cosas planificadas, pero siempre ha de haber un margen para que el sino haga su presencia. No me gusta madrugar aunque se que es necesario y lo hago; en cambio me gusta conocer las ciudades dormidas, cuando solo los felinos acechan en la noche. La lluvia no es un contratiempo, es una oportunidad. La lluvia no solo limpia las calles, si no que sanea la ciudad de grandes agrupaciones de turistas.

Los mapas son importantes, pero limitan tu visibilidad. Hay días que es genial coger un autobús, sin mirar la línea, bajarte donde sientas que debes hacerlo. Y entonces, caminar, hasta que te duelan los pies. Mezclarte con los foráneos, seguir sus costumbres, comprar en sus tiendas... así y sólo así, es como verdaderamente conoces un lugar. No me gusta quedarme exclusivamente con la foto de postal y volverme a mi casa. No puedes valorar una ciudad o un país por lo que ellos te quieren vender. Ese es un conocimiento superfluo, distorsionado.

Además, necesito alguien que me soporte cuando el cansancio se manifieste o los pies me duelan. Cuando desvaríe y no deje de decir chorradas. Si la situación me supera y mi tono es más borde de lo usual. Prometo ser lo más tolerante posible y aprenderé a reconocer mis errores.

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