jueves, 7 de junio de 2012

Sombras.


Me asusté de mi propia sombra. La luz que la provocaba no era la normal, era superflua y tintineante. Me mareaba y hacía parecer irreal. Me hizo sentir poca cosa, insignificante. Me estremecía. Consiguió mostrarme lo fácil que la vida se nos va de las manos. Pude destapar de mi misma los miedos, cobardías, recelos y temores. La luminiscencia hacía que mi cuerpo aparentase ser de cristal, solo mis pavores permanecían opacos, y el destello no era capaz de traspasarlos.
De repente otro tipo de luz apareció en escena, cuando ya casi me estaba desmoronando y asolando por la revelación. Esta luminosidad iba cargada de rayos que al incidir en los cuerpos duplicaban su tenue color y lo hacían brillante. Aún con todo yo seguía siendo trasparente y seguía expuesta al público, parada en medio de todo y mostrando mis miedos. Pero los miedos fueron atenuándose; desaparecieron como si esta nueva luz los evaporase. Entonces aparecieron otras siluetas. Pero éstas, eran distintas. Eran mis alegrías, mis logros, mis éxitos, mis recuerdos felices,… Esta sombra era mayor. Abarcaba mucho más suelo y mucha más pared. Dejaba en una posición ínfimamente inferior a mis miedos. Esta sombra, había ganado la batalla.

1 comentario:

  1. Me encantas tu, tus escritos, tus luces y tus sombras, pero eso ya lo sabes!! Esa gran sombra que ha ganado la batalla puede que sea mala pero puede que sea buena!!! La luz cubrirá todo eso en un par de semanas!!! quizás no sea la luz que conoces pero sera bonita te gustará!!! Muak!!!!

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