Cógeme y úsame. Estoy a tu entera
disposición. Cuando gustes, cuando plazcas. Abierta las 24 horas. He devaluado
mi papel de mujer. Contigo y sin mí. Me he vendido y desprotegido. A esperas de
tu llamada. Viviendo parada.
Quítale prestigio a mi desprestigio. Aprovéchate. Sírvete cuanto quieras. Sigo aquí, para ti y sin mí. Cuando gustes, cuando plazcas. Disfruta, no te cortes. Que al menos uno de los dos saque provecho de esto.
Que no te importe, si ya me dejo. No pierdas el tiempo, la salida está cerca. Consúmeme, mientras las agujas te lo permitan. Aun hay partes de mí que no has explorado. No me mires de esa forma, si se que no significa nada, simplemente actúa. Lo del teatro déjalo para otro rato, para quien le valga y le quede bonito. A mi ya no me vengas con cuentos, ambos sabemos el papel que aquí desempeñamos. Para bien o para mal es algo formado en la desigualdad. Tú siempre ganas. Yo siempre me estanco. Siempre nos reímos, cada uno desde su posición, cada uno por motivos distintos. Y de un momento nos callamos, o te callas y me callo. Porque si tú no quieres decir nada, yo no sé qué decir. Y comienza de nuevo la historia. Esa historia que tú escribes en mí, sobre mí y sin mí.
El silencio no para de hablar y a mí me va a estallar la cabeza. Por pensar, por pensarte. Porque las posiciones cambian y porque mi voz ya no se quiebra. Ahora se alza y desde este momento, la historia, la escribo YO.