domingo, 2 de mayo de 2010


Desde la cama me ordenas:
-¡Ven!... de una vez.
No puedo resistirme, no quiero resistirme. Me incitas al caos y tomas el control de mi cuerpo y de mi alma solo con decir que vaya hacia donde te encuentras. Tengo miedo de ti, tengo miedo de tus intenciones, pero mi miedo solo es comparable con el calor que recorre mi cuerpo, así que, atravieso el cuarto oscuro y la luz de la luna que se asoma por la ventana me deja ver tu cuerpo desnudo enredado en las sábanas de mi cama.

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